domingo, 7 de octubre de 2012

Politizar el pasado. De Heródoto a Andrés Trapiello


Si hay un debate eterno en las ciencias humanas, se trata de aquel sobre los usos políticos de la historia. De la politización de la historia habla Andrés Trapiello en una entrevista en Babelia este fin de semana. Los pueblos que han experimentado una guerra civil saben que la historia es la manera de continuar la guerra por otros medios. Pasa en Corea, curiosamente con matices muy parecidos a los españoles: matanzas indiscriminadas, fosas, desaparecidos, golpes de Estado (me refiero sólo al sur). La Guerra Civil es algo así como un contínuo en la historia de España y la historiografía siempre ha cumplido su papel en este modelo. Hasta que llegan los austrias y mandan a callar, la historia de Castilla es poco más que la de la guerras civiles entre el Rey y sus nobles pares. Modelos historiográficos enfrentados acompañan a la contienda bélica: la historiografía alfonsí intenta fundar la legitimidad del Estado monárquico, los historiadores nobles hacer valer derechos ancestrales usurpados por el Rey (Canciller Ayala). Es una lucha historiográfica que se libra también en el terreno del derecho y los códigos legales, cada uno de los bandos blandiendo el suyo propio sin que falten las falsificaciones históricas. Porque, como afirma Foucault en su curso del College de France de 1976, Hay que defender la sociedad, la función de estas historiografías enfrentadas es establecer los derechos de cada bando a dominar sobre el otro. Rescatar los derechos ancestrales enterrados que conservan su supremacía sobre los más modernos.

En el periodo contemporáneo, ilustrados, liberales y regeneracionistas continuaron la justa histórica contra las fuerzas de la reacción. Hasta que llegó la última Guerra Civil, que lejos de cerrar la brecha histórica la convirtió en un abismo insondable. En la España post-franquista la pelea histórica se ha convertido en uno de los mayores negocios editoriales. Existe la historiografía de izquierdas, la de derechas, la de centro, la ultramontana, etc. Posiciones como la de Trapiello, que procuran ser ecuánimes y recoger toda la complejidad de una imposible division entre buenos y malos, nos parecen sinceras, aunque poco eficaces cuando tratan de reivindicar una historia sin sectarismos que reconozca unos mínimos, una especie de axiomas aceptados por todos que establecerían la verdad más alla de toda pelea de intereses. La necesidad de la historia no tiene que ver con la verdad, sino con la lucha. Existe historia por que existe oposición, enfrentamiento, desacuerdo. No por una apetencia de verdad. Esta es la conclusión básica del trabajo de Foucault que acabamos de citar. Dentro de veinte años se escribirá la historia de estos días, del enfrentamiento entre la clase política y el pueblo y se hará como en el pasado, para continuar la lucha, para intentar vencer sobre el otro, esta vez en el terreno de las letras. Se hará por bandos.

Esa frase de Trapiello: "no hay que politizar el pasado", no puede dejar de parecernos ingenua. Ya que la historia consiste precisamente en la politización del pasado. Tal vez sea esa la aspiración de Trapiello, la conquista de una noción del pasado libre de tribulación, proyecto seguramente interesante, pero dudamos mucho que él o cualquier otro lo hayan conseguido. Acabemos con un recuerdo de Heródoto, el "primer historiador."

Heródoto es conocido como el padre de la historia. Sin embargo, a este mérito ha de añadírsele otro más. Sus nueve libros de historia incorporan, además del episodio que le acarreó el mérito de ser considerado como fundador de la disciplina (la historia de las Guerras Médicas), una serie de fragmentos o historias bastante heterogéneas con respecto a lo anterior y que, a diferencia del relato de la lucha contra los persas, gozaban ya antes de Heródoto de una larga tradición: historias de viajes, historias del conocimiento de nuevas tierras, animales, pueblos, climas ... geografía. Los nueve libros de historia son pues un híbrido de historia y geografía, ¿por qué? Tal vez por que nacen de un mismo impulso: glorificar a la gran Atenas y a su hazaña inconcebible de derrotar a los persas ... y de paso justificar sus colonias. Lo primero se hace mediante la historia, lo segundo mediante la geografía.

Heródoto era un colono de Jonia. Los colonos eran exploradores orgullosos, hombres hechos a sí mismos que, enfrentados a lo desconocido, obtenían como resultado prosperidad, riqueza, nuevos saberes y conocimientos. La labor colonizadora quedaba incompleta sin el relato de las hazañas que la hacían posible y sin la relación de esos nuevos descubrimientos. Por eso el proyecto colonizador de los griegos (y los jonios eran los campeones en este sentido) va acompañado del sugimiento de un género literario, un género menor dentro de la literatura griega, pero uno de los más exitosos que ha conocido el mundo: la literatura de viajes, la descripcieon de tierras lejanas donde nadie ha puesto un pie todavía, la geografía, que en su nacimiento y definición primera no es sino geografía de lo desconocido. Las nuevas polis se dan así valor a sí mismas. Pero el fundamento sagrado y primario de  las nuevas polis es la gran metrópoli con su gloria, en el caso de Atenas, su heroica victoria frente al imperio persa en defensa de sus libertades y de la propia razón de ser de la polis. Sin esta victoria y sin la propia Atenas son inconcebibles las colonias de Jonia. La obra de Herótodo tiene en este sentido, en su doble vertiente geográfico-histórica una clara función e intencionalidad políticas. La historia justifica a la metrópoli, la geografía a sus colonias que, por definición, son demasiado jóvenes para tener un pasado y mucho menos glorioso.

Esta división entre historia y geografía es obviamente nuestra y no estaba en la mente de Heródoto. Se trata tan sólo de apuntar cómo es el mismo impulso el que lo empuja a escribir crónicas o relaciones sobre temas aparentemente desconectados. El título original de la obra, Historias, que podría traducirse como Testimonios, pretende reflejar esta heterogeneidad en el asunto.

4 comentarios:

Calvanki dijo...

jeje, no te lo vas a creer, pero guardo este artículo también para mi novela.

:)

Mariano Cruz dijo...

Estamos apañaos ... Pero la novela la estás escribiendo o no?

Calvanki dijo...

aro, cohones!!!

Por cierto, voy a intentar participar en Periplo again, ya tengo los relatos listos!!!

Mariano Cruz dijo...

A mí me invitaron también y el tema me venía de perlas para una cosa que tengo medio hecha. Pero tengo una dead line con Shangrila el 30 de este mes (el mismo día) y me resulta imposible.