miércoles, 25 de abril de 2012

Foucault, posmodernidad y filosofía



Recupero aquí el fragmento de entrevista de Foucault que cito de memoria en el post sobre la posmodernidad de hace unas semanas:


"—Creo que estamos ante una de las formas, quizás haya que decir una de las costumbres más nocivas del pensamiento contemporáneo, diría incluso del pensamiento moderno o, en todo caso, del pensamiento posthegeliano: el análisis del momento presente como si éste fuera precisamente en la historia el momento de la ruptura o el del balance, o el del cumplimiento, o el de la aurora que retorna. La solemnidad con que toda persona que mantiene un discurso filosófico refleja su propio momento me parece un estigma. Digo esto sobre todo porque lo he hecho yo mismo y porque en gente como Nietzsche lo encontramos constantemente o, al menos, de forma bastante insistente. Creo que debemos tener la modestia de decirnos que, por una parte, el momento en el que vivimos no es ese momento único, fundamental o que irrumpe en la historia, a partir del cual todo se acaba o todo recomienza; al mismo tiempo, debemos tener la modestia de decirnos —incluso sin esta solemnidad— que el momento en que vivimos es muy interesante y exige ser analizado y desmenuzado y que, en efecto, hacemos bien en plantearnos la cuestión de ¿qué sucede hoy? Me pregunto si no se podría caracterizar uno de los grandes papeles de la filosofía justamente a partir de la pregunta kantiana «Was ist Aufklarung?» diciendo que la tarea de la filosofía es decir lo que pasa hoy y decir lo que «somos nosotros hoy». Pero no concediéndonos la facilidad algo dramática y teatral de afirmar que este momento en el que nos encontramos es, en lo más profundo de la noche, el de la perdición mayor, o en el despuntar del día, aquel en el que el sol triunfa, etc. No, es un día como los otros, o más bien es un día que nunca es
completamente igual a los demás."

«Structuralism and Post-Structuralism» («Structuralisme et poststructuralisme»; entrevista con G. Raulet), Telos, vol. XVI, n° 55, primavera de 1983, págs. 195-211.Recogido en Ética, estética y hermenéutica, Obras esenciales, III, Paidós,  Barcelona, 1999, págs. 307 y siguientes.

lunes, 23 de abril de 2012

Sobre los fines de la filosofía y otras cosas



Añado al post sobre la posmodernidad de hace unas semanas una cita que entonces no encontré:

 "A mí nunca me han impresionado los que dicen: la muerte de la filosofía, superar la filosofía, filósofos que dicen cosas tan complicadas como estas. Pero a mí nunca me ha preocupado ni impresionado, porque pienso: en fin, ¿qué quiere decir todo esto? Mientras haya necesidad de crear conceptos, habrá filosofía, pues esa es su definición."

Gilles Deleuze, Abecedario

jueves, 19 de abril de 2012

¿Qué ocurre cuando hacemos desaparecer a los sujetos de una historia conocida?

Bullet Park es un blog acerca de arquitectura y diseño interior, al menos eso creo. Y es un magnífico blog.  Consta básicamente de fotografías y capturas de interiores y paisajes urbanos. Me han interesado sobre todo las capturas, instantes congelados de películas, ya que por su naturaleza y concepción producen un efecto interesante, inquietante. El autor del blog ha elegido una serie de películas y programas de televisión más o menos conocidos, y ha capturado aquellos instantes en los que, literalmente, no se ve un alma. Ciudades vacías, calles vacías, habitaciones vacías. Nos muestra así qué ocurre cuando hacemos desaparecer a los sujetos de una historia que nos resulta familiar. La atmósfera se torna dramática, independiente del genero al que pertenece la historia cuando la imagen se mueve. Tal vez no sea un logro original, yo no lo sé, pero se trata sin duda de una idea poderosa y fecunda. Los planos vacíos, que en la mayoría de los casos no se aprecian de manera suficiente cuando se visionan las cintas de manera convencional, descubren afectos y perceptos que uno podría considerar impropios de la historia de que se habla.


Véanse, por ejemplo las capturas de Les nuits de la pleine lune, de Eric Rohmer



o las del "reality", Alaska y Mario, emitido por la MTV




miércoles, 11 de abril de 2012

Resistencia y terrorismo

Anuncian los periódicos una reforma del Código Penal que pretende dar tratamiento de terrorismo a lo que hasta hoy ha sido la protesta pura y simple. Si esto es cierto, estaríamos ante la culminación de un proceso comenzado algo después del 11 de septiembre de 2001 con la Patriot act en los Estados Unidos. En muchas democracias la resistencia es un derecho, en la nuestra parece que se va a convertir en un delito; no un delito cualquiera, sino un delito de terrorismo, que es el tipo de delito que históricamente (historia reciente) viene teniendo un tratamiento excepcional en los códigos legales (famosas "leyes antiterroristas"). Hay que recordar que las medidas excepcionales se vienen usando en Europa en los últimos cien años, bien para intervenir en situaciones económicas especiales, bien para el combate del terrorismo. La cuestión es que es frecuente encontrar ambos elementos combinados cuando se da la primera, como es el caso hoy. La literatura sobre la progresiva hegemonía de una política basada en las medidas de excepción es hoy vastísima (y curisamente no muy antigua). Uno de sus instrumentos básicos, como ha estudiado en detalle Agamben, es el gobierno por decreto. Suponemos que esta reforma pasará por el Congreso y será aprobada allí. Tendrá así su pátina de legitimidad dentro del orden legal vigente. Pero obviamente es una pieza de legislación promovida por el Ejecutivo, sancionada por un Legislativo que de facto se identifica con un partido determinado que disfruta de mayoría absoluta, y será  por último probablemente incuestionada por un poder judicial que de esta forma probará de una vez por todas si merece tal nombre.

No sé hasta cuando van a esperar los intelectuales de este país a negar a las claras legitimidad a este régimen. En este caso concreto deciden los únicos que no han sido elegidos, esto es,  el Ejecutivo. No sé si son los de Tiqqun los que han definido la voz "soberano" como "aquél que decide quién es terrorista". Si por el contrario "terrorista" es todo aquél que niega legitimidad a una legalidad dada, me temo que muy pronto la mayoría de nosotros cabremos en ese saco.

miércoles, 4 de abril de 2012

Un día como otro cualquiera


La postmodernidad es un concepto que aplicado a la arquitectura ha dado quizá buenos resultados. Pero con el asunto de los metarrelatos las cosas comenzaron a torcerse. Ha sido a la vez la solución a todos los problemas y la confusión máxima. Pero sobre todo ha sido índice de una soberbia infinita. Tan soberbio es elaborar un concepto progresista de la historia como pretender que ese progreso ha llegado a su meta. Aquí llegó el clásico asunto del fin de las cosas: el fin del arte, de la novela, de la filosofía, de la pintura, el Útimo Hombre, etc. Es el típico discurso de los mediocres. Mientras tanto otros se aplicaban a seguir trabajando y escribiendo. La koiné posmoderna ha dado cosas positivas sin duda (el cuestionamiento de la idea de progreso histórico, fuere cual fuere la historia de la que se hablaba) otra cosa son los medios y las maneras en que se ha hecho. En la filosofía contemporánea no hizo más que instalar el reino de la confusion (véase el ejemplo de la metafísica). El gran problema no era la metafísica sino la representación, que no es más que un tipo de metafísica, tal vez hegemónica, pero no única, que ha recibido la crítica más demoledora, no precisamente de los adalides de la postmodernidad, sino de aquellos que nunca quisieron ser cómplices en la gran ceremonia de la soberbia intelectual contemporánea. Foucault, preguntado por el asunto de la posmodernidad en una entrevista publicada en numerosos lugares con el título "Estructuralismo y postestructuralismo" sale al paso de estos temas con su conocida frase "hoy es un día cualquiera", no somos los primeros ni los últimos, esto ni es un principio ni un final. Todo lo demás es vanidad de vanidades. No somos tan importantes.

Siempre estaremos en medio.