miércoles, 7 de abril de 2010

El año pasado en Marienbad

Toda la historia de los "tu dijiste" de los amantes que han sido en el universo está condensada en El año pasado en Marienbad. Es en el hecho de que sea el amante el que cuente la historia a la amnésica amada, dónde reside la energía creadora de la relación. En el fondo no importa que ella no recuerde, que se niegue a hacerlo o que, de hecho, el amante esté inventando la historia de amor. La fundamental es que la historia está ocurriendo a medida que surge de las palabras del hombre. No hay pasado, no hay recuerdo; hay una boca que, cual volcán en erupción, va creando nuevo territorio a medida que sus palabras lavíficas surgen. Los amantes viven su historia de amor a medida que la van diciendo y escuchando, y no hay duda de que lo hacen por vez primera. Tal vez una de las claves de esta supuesta indagación del tiempo resida en el espacio: el lugar de la historia que se cuenta es el mismo en que se cuenta la historia. La gran idea que aporta esta película es la del contar a quien no recuerda, por que no recordar no es un estado de cosas unívoco, como lo es el recordar; sólo lo es si entendemos ese no recordar como "no haber vivido". Y para vivir lo que no se ha vivido es para lo que usamos el tiempo recobrado. Las palabras del amante son a la vez tiempo recobrado o tiempo en estado puro, pero siempre teniendo en cuenta que recobrar es vivir por vez primera y de una sola vez. Así no importa que ella no recuerde, que no quiera recordar o no pueda hacerlo en absoluto. Por que el año pasado en Mariembad siempre será "hoy, aquí". El tiempo puro no deviene, sino que se extiende; efecto que la cámara intenta sugerir acariciando cada rincón de piedra inmóvil, cada estatua, cada estuco, cada corredor, cada filigrana, cada parterre, cada lámpara; incluso la piel de cada invitado inmóvil. El tiempo se derrama y extiende como un líquido que cayendo sobre la piel la acaricia a la vez que se extiende por su superficie. El tiempo puro es un efecto de superficie, no transcurre, no pasa, no deviene, sino que engendra nuevos devenires.