lunes, 18 de diciembre de 2006

Entrevista a Safrika: "Confesar es como hacer un viaje a un país exótico"

Safrika no usa rimas en sus poemas, ni falta que le hace. Safrika por sí sola ya rima con todo lo que merece la pena rimar: su llamarada de cabello rojo-amarillo rima con páprika; su calidez desbordante con África; la cadencia dulce de su voz con música; y la sinuosidad de sus formas con lúbrica. Es un poema vivo, la Safrika: sufre por su arte, no lo duden. Se descompone y autodestruye hasta el punto de mostrarnos los trocitos aún palpitantes de un puzzle que casi no hace falta recomponer: es el reflejo de su burbuja, y una vez dentro, todo tiene sentido, incluso que el dolor se cruce con la felicidad para componer un guirlache fantástico y multisensorial. Pues esta es Safrika, mi chica del diente partido, mi amiga.

Alicia al Otro Lado


¿Por qué escribes?


Por necesidad y por vicio. En este orden, aunque normalmente sería al revés. Primero el vicio, luego la necesidad.

¿Y por qué esa necesidad? Eso ya no lo sé. Es la única manera que conozco de visualizar y lanzar al exterior una parte de mi que se me antoja interesante... me parece propia y ajena a al vez. Pienso: joder, ¿y esa soy yo también? Como un yo y un “lo que quisiera ser” o “ lo que sería”, pero al fin y al cabo todo está dentro de mi. Al mismo tiempo es como poner en imágenes lo que sientes. Eso hace más fácil el análisis, aunque este no sea racional. Pero es como descuartizar una vaca. Haces los filetitos y luego todo es más presentable, más digerible. Porque en defitiva todo eso está dentro de uno y sí que en cierto modo al escribirlo se ordena. Y además ayudas a los demás a saber a qué atenerse. Aunque a quién no te quiere esto le da exactamente igual.

Y me siento rarísima contestándote a eso porque en realidad no sé por qué escribo.


¿Hay algún autor que haya supuesto un antes y un después en tu manera de entender la escritura?

Sí, y es curioso (me encanta esa frasecita para empezar con una respuesta). Fue hace mucho tiempo. Unos amigos de mis padres aficionados la poesía me trajeron un libro de Hiperión, se llamaba Cielos e Inviernos de un tipo que se llama Ramón Irigoyen. No sé por qué pero ahí descubrí que había otra poesía distinta a la que yo conocía. Era una niña, tendría 13 o 14 años. Entonces empecé a sentir que en realidad nada tenía que ser tan formal, que era libre de escribir lo que quisiera. Aunque no fuera nada subversivo o escandaloso, y mucho menos bueno, tal vez sí que lo fuera para alguien de 13 años, ahora que lo pienso.

Y luego. Muy importante, ya más mayor y superada la etapa adolescente de poesía existencial infumable al estilo Jim Morrison: Charles Bukowski, claro. Como no. Es que lo tenía que nombrar. Hay otros. Pero supongo que el fue el primero. Una influencia, otro tipo de libertad sucia a la hora de escribir y a la vez una gran ternura o deseo, descubrir que ciertas palabras llamadas malsonantes pueden ser absolutamente poéticas.

Y luego ya Anne Sexton. Es que hay uno que aparece y de pronto algo cambia en tu manera de entenderlo todo, no sólo la escritura. Depende del momento. Cada ciclo tiene su propio nivel de exploración. A veces necesitamos guías, otras no. Y en realidad me gusta muy poco hablar de influencias, porque no se trata de eso, es más bien un aprendizaje, un descubrimiento a partir del cual tú dejas ir la parte de ti que este descubrimiento remueve.

Te divides entre la prosa y el verso, ¿los tratas de la misma forma?

No. El verso me desahoga más. Quiero decir que... que soy capaz de expresar mucho más de mi en un poema que en un texto o un cuento. Esto lo digo porque siempre hablo de mi.

Pero en los cuentos tambien hablas de ti

Claro, eso digo, que siempre hablo de mi. Pero es distinto, en los cuentos me convierto en un personaje, y a las personas que me rodean las convierto también en personajes, las mezclo para crear alguien nuevo. Siempre es así, dicen los escritores consagrados.. bueno.. y en los poemas soy puramente yo. ¿Tú crees que a la gente le gusta que los artistas hablen de si mismos en su obra y luego también en las entrevistas? ¿no te parece un coñazo? La palabra coñazo es sexista pero a mi me encanta, creo que por la ñ.

Me refiero a que tanto tus cuentos como tu poesia son una especie de memoria

En los cuentos se habla más de hechos, se describen cosas, hay otros personajes de los que puedes escribir sus sentimientos, emociones, pensamientos.. y en la poesía sólo estoy yo, no puedo poner en mente de otro más que lo que yo CREO que tiene, y siempre en relación conmigo. Hablo de lo que se siente a raiz de los hechos, de lo que se ve desde la óptica del sufriente. Todo forma parte de lo mismo, se complementan.

Te has referido alguna vez a tu poesía como confesional, ¿es esa tu idea de la escritura? ¿una especie de reconstrucción autobiográfica?

Sí, pero es porque como ya te he dicho antes, escribo por necesidad. No sé si sabría explicarlo. Me cuesta mucho sentarme "a escribir". No tengo esa constancia del escritor, yo lo hago por impulso, una especie de click, muy rápido. Lo escribo, y ya. Fin. Tal vez es el típico royo del artista egocéntrico o no sé. Quiere expresarse a través de algo, y además directamente, que todo el mundo sepa que está hablando de si mismo. Es una manera de curarse. Anne Sexton empezó a escribir como terapia. Su psiquiatra se lo aconsejó. Aunque de todos modos acabó por suicidarse. Es mi idea de la escritura porque es la manera en que yo lo hago, aunque envidio mucho esa constancia, esa especie de "creerse" uno que es un "escritor" y hacérselo profesionalmente.

Tambien me refería a la idea esa del escritor que inventa un mundo de ficcion con todos sus detalles y una trama conplicada contrapuesta al escritor más bien memorialista que se nutre de su propio dia dia como una forma de poner orden en el conjunto caótico que supone una vida, enontrar un sentido, un hilo conductor a la propia existencia

Sí, se contraponen pero no creo que el escritor confesional ponga ningún orden o de un hilo conductor a su propia vida. Sencillamente se hace y ya está, la vida no es un guión o una novela. Es mucho más compleja, no necesita de un hilo conductor para sostenerse. No creo que la poesía confesional pretenda ser una reconstrucción. Es más bien una declaración, un desahogo, lo que pretende es desembarazarse de algo, darlo a conocer a los demás para descargarlo.

Es raro. Nunca había contestado a esta clase de preguntas. ¿Lo estaré haciendo bien?
¿Tengo que ser más intelectual? (risas)

Hay un poeta que te gusta mucho, que es José Ángel Valente; sin embargo, me da la sensación de que es un autor muy alejado de tu manera de escribir...

Sí, también me gusta mucho Lorca, o Paul Eluard, y no se parecen en nada a mi manera de escribir, pero aprecio su singularidad, su forma, su estilo. Yo puedo acercarme a Valente en cuanto éste habla de sentimientos, de odio, de miedo, del sentido de la vida, la soledad o la propia escritura. Creo que tiene ese punto de genialidad, de algo nuevo, puro. Con un punto de realismo. Hace de la realidad poesía. Eso me gusta.

Háblame de Poetas o escritores actuales que te parezcan interesantes...

Me gusta mucho Carilda Oliver. Me parece que tiene mucha fuerza. Me identifico mucho con ella, con algunos de sus poemas. Alguno llega a herirme.. Ángel Gonzalez…que siempre parte de si mismo y habla de la existencia, de la pequeñez de las cosas que conforman el existir, algo tan grande al menos en apariencia. Algo que lo es todo en realidad, pero que termina por ser nada… Bret Easton Ellis, un genio. Chuck Palaniuhk, Murakami, interesante, más ahora que al principio. Santiago Roncagliolo, del que he leído el libro Pudor y he seguido en su blog, Sergi Puertas, Patxi Irurzun, David Gonzalez, Beigbeder (otro genio), Hanif Kureishi (este último me chifla y tengo muchas ganas de leer cosas suyas)… Luis Chaves, Fabían Casas, Billy Collins, Sharon Ods.. poetas, novelistas.. Hay mucho de bueno. Me gusta también como escribe Almudena Grandes, aunque hace unos años me gustaba más.


¿No te parece que la poesía canónica, la que se enseña en las instituciones de enseñanza está tremendamente alejada de la sensibilidad actual?

Sí. Creo que hay que darle una oportunidad a la poesía de ahora. Empezar desde el hoy y seguir hacia atrás, darle otro sentido a la evolución de la poesía, concretar un nombre para lo que está sucediendo y darlo a conocer. Acercar la poesía como modo de expresión, como útero donde crecer y revitalizar el mundo. Hay que mirar al pasado para comprender el presente pero en poesía creo que se puede hacer al revés, que se debería traer a las aulas lo que está pasando hoy con mucha más fuerza, hincapié e interés en demostrar que no todo sucedió ayer. Que está sucediendo ahora, y que tiene mucho poder, es un arma, un sentido. Darlo también como herramienta, como forma de liberación, demostrar que se puede vislumbrar otra realidad, que podemos expresarnos de otra manera, mucho más nuestra. Más sentida, potente, más fundamental, más salvaje. Existe un movimiento, está ahí. Latiendo. ¿Por qué no nos paramos a escuchar ese latido hasta terminar participando de él, latiendo con él? Ser nosotros el latido.


La consagrada por el Mundo Literario con mayúsculas

Una que no se lo merece, como suele pasar.

jueves, 23 de noviembre de 2006

El otro Vegas

Señalando con el dedo al Nietzsche de Ecce homo, Xabel Vegas nos canta que

...ya no soy un hombre,
soy dinamita bajo este sol.
Y sé que he traicionado
todas las leyes de la seducción...

Xabel Vegas y Las Uvas de la Ira, Dinamita

miércoles, 9 de agosto de 2006

Estar en guerra

Cuando el apache toma el camino de la guerra todo cambia -su conciencia se vuelve aun más escruplosa, su modo de sentir el peso de la vida es distinto: está en guerra. Cabalga de otro modo y de otro modo escoge los senderos. Es como si fuera otro. Habita la mirada de otro forma y de otra forma escoge las palabras que nombran lo que ahora tiene importancia. El rayo anuncia lo que aun se debe cumplir y el trueno lo que ya ha pasado -pero él debe conocer ese instante preciso en el que hya que gritar: Ahora.

Miguel Morey, Deseo de ser pielroja

lunes, 7 de agosto de 2006

La estética zen


Hay en la cultura japonesa cuatro rasgós básicos que son muy importantes para entender su estética: el sincretismo; la tradición y la importancia de la relación maestro-discípulo; "la relevancia de la integración del hombre en los procesos naturales, con una marcada preferencia porque la acción humana surja como si fuera resultado del crecimiento espontáneo de un organismo, sin finalidad aparente". Se asimila así el tiempo humano al tiempo de la naturaleza (el tiempo de las estaciones), que es también el tiempo del arte. El cuarto rasgo está en la valoración de la práctica ceremonial y del ritual, sin la que no puede entenderse gran parte del arte japonés clásico. En Tsurezuregusa, Yoshida Kenko sintetiza esa sensibilidad característica del modo japonés de captar el mundo: 1. Lo bello es lo fugaz: "Si nunca desaparecieran las gotas de rocío de Adashino, se mantuviera siempre inmóvil el humo de la colina de Toribe y viviésemos eternamente, sin cambiar, ¿nos podría conmover el encanto frágil de las cosas? Las cosas son bellas precisamente porque on frágiles e inconsistentes". 2. No hay nada más fugaz que la naturaleza. Al contemplar cómo se muda un paisaje en el decurso de las estaciones, se comprueba que a la naturaleza pertenece el cambiar. El tiempo de la naturaleza es el tiempo del arte: "¿Habrá algo que estando en su debido tiempo y lugar no nos conmueva? No sólo la luna y las flores, sino que también el viento puede hacer vibrar nuesro corazón. El agua limpia que se desliza, choca contra una piedra y se desace en gotas es causa, según sean las circunstancias, de sentimientos distintos". Hay un cierto romanticismo del paisaje. El paso de las estaciones resume esta actitud ante el arte: "El cambio de las estaciones es impresionante y bello". 3. la tendencia a lo irregular, a lo inacabado que deja paso a que el receptor complete la obra con su contemplación: "En todas las cosas la uniformidad es un defecto. Es interesante dejar algo incompletoy por terminar; así se tendrá la sensación de que mediante esa imperfección se prolonga la vida de los seres". 4. Una cosa es bella en la presencia y el lamemoria; en su esplendor y en su decadencia: "¿Sólo se deben contemplar las flores de las cerezas cuando están en su mayor esplendor, y la luna cuando no la cubre ninguna nube? Añorar la luna que está al otro lado de la lluvia, retirarse a un cubículo, bajar las persianas y permanecer sin ser consciente del peso de la primavera, es mucho más conmovedor. una rama que está a punto de estallar y florecer, un jardín cubierto de pétalos, son de mucho más interés para nuestros ojos. En todas las cosas lo más admirable son su comienzo y su fin. ¿Pero sólo debemos contemplar la luna y las flores con nuestros ojos de carne? ¡qié hermoso y qué sublime es avocar la primavera sin salir de la propia casa y soñar con la luna permaneciendo en un rincón de nuestro aposento!".

domingo, 6 de agosto de 2006

La poética del Noo en Zeami


1. Las enseñanzas de Zeami a sus actores tienen como finalidad que estos sean capaces de dominar la flor en su práctica interpretativa.

2.Se habla de lo nuevo en la interpretación de cada personaje. La clave de la estética del actor es establecer una diferencia de matiz en la técnica tradicional: conjugar lo viejo y lo nuevo. La flor es siempre la misma pero brota de nuevo cada temporada. El concepto de los nuevo casa con lo interesante: lo novedoso en el Noo, el sentido apuntado, también es interesante.

3. La "maestría" requiere como paso previo el transformar en Autómata ("tipo"), otro nivel de interiorización de la regla. Sólo tras asimilar la norma sobreviene el estilo y la innovación-interés.

4. Función crucial de los "pequeños detalles". la flor que viene y va cada año: dominar el arte de cada edad en sentido sincrónico: niño, joven, hombre, viejo. De manera que no parezca la actuación de la misma persona. Dominar los diez estilos del Noo: dominar la imitación de los diez personajes básicos. Es esta combinación de elementos la que produce la variedad de flores.

5. Otro paso más en la búsqueda de lo novedoso: ser suave en la furia y fuerte en la suavidad, antener el arte en la imitación es una forma de no estancarse. Si al imitar la furia se es meramente rudo, se pierde el arte, se está meramente copiando a la realidad, y la realidad es fea (Boileau).

6. La importancia del secreo en la flor: sólo lo novedoso puede ser flor. Si el público sabe que el secreto del arte está en lo novedoso, entonces la flor no se suscita. Si el público conoce los secretos del arte entonces no recibe sorpresa ni conmoción. La poética del Noo pretende suscitar la emoción a través de lo inesperado. Al igual que en el arte militar, en las demás artes debe tenerse en muy en cuenta el factor sorpresa. Por ello, esta estética transmitida oralmente ha de ser una estética secreta, ya no sólo por la competencia entre las casas de actores, sino porque en esta estética el secreto es la condición de posibilidad del arte. Sin secreto no hay emoción ni arte: esta es la estética secreta del Noo. La estética es sólo para artistas, su vulgarización mataría la flor, porque al trasformarnos a todos en artistas (en conocedores de la flor) la flor desaparecería, no teniendo nadie capaz de contemplarla. Sin público capaz de sorpresa que contemple el arte, no hay arte que contemplar. El arte se manifiesta cuando surge la flor: la flor aparece cuando al dominio del código tradicional se añade el estilo personal nuevo e interesante. Si el espectador desconoce el secreto de la flor, ésta se manifiesta esplendorosa. Si lo descubre, la flor no aparece. La idea que late aquí es sencilla: el arte del actor se basa en la sorpresa. La estética del Noo se basa en la novedad. Por ello el secreto es condicion indispensable del arte. La novedad implica como paso previo un dominio total del código tradicional. Porque para esta estética no hay novedad sin contraste; y el marco de referencia adecuado para ese contraste es la tradición. No hay novedad si no es sobre el fondo de lo clásico.

7. El principio de causa y efecto: si el actor lo conoce será el punto máximo. La causa es la técnica aprendida. El efecto: dominar el Noo y conseguir fama. Otro punto importante es la suerte del momento: a los buenos momentos suceden momentos malos, según la ley de causa y efecto y hay que saber manejar esta secuencia, hay que saber provocar los buenos momentos administrando los malos. Hay que dejar la mejor interpretación para el día más importante y en los demás actuar más relajadamente (cuando hay unfestival de varios días). En todo encuetro hay una lucha entre los momentos masculino/femenino de los oponentes. Para producir el efecto deseado hay que tener en cuenta el momento (la oportunidad), sopesar las circunstancias, si es o no el momento bueno para actuar o, por el contrario, es mejor aguantar como mejor se pueda, a la espera de la ocasión adecuada. Conocer el principio de causa y efecto equivale a ser consciente del momento idóneo en el que el efecto es posible. Conocemos la causa que provoca un determinado efecto, pero esa causa no actúa (no produce efectos) si no es el tiempo adecuado para ello. Nunca podremos contemplar la flor de primavera si no estamos en primavera, aunque sepamos lo que las causa. Si no es un buen momento nuestro arte no brillará; se aguantará el tipo hasta que se pase ese momento. El tiempo es fundamental para que surja el arte; el momento es otro principio básico: hay que saber, por una parte, respetar y adecuarse a los momentos; y, por otra, provocar los momentos buenos. Lo nuevo ha de esperar la ocasión adecuada. Por otra parte, el espacio siempre será el adecuado: no se puede representar el Noo si no es en los espacios reservados para ello.

8. El momento en que se representa el drama también está relacionado con lo novedoso y lo no novedoso. El impácto de lo nuevo sólo se produce una vez, de ahí que lo que en una primera representación nos ha parecido novedoso y por ello interesante y nos ha impactado, en una seunga representación no nos parece si novedoso, ni interesante, ni nos impacta. El sumo principio del arte Noo es el principio de lo novedoso. El lugares y épocas distintas se aprecian estilos distintos, la flor varía entonces, y no existe un estilo absoluto, sino que éste es relativo al gusto del lugar. El secreto de la flor en los estilos del Noo, es secreto de la Casa transmitido a un heredero. Pera no "casa" ni "heredero" tienen porqué tener un significado de parentesco. Casa es la cominidad de los que conocen y practican el arte y heredero es el capacitado para el arte, que debe ser elegido fuera de la familia si no hay en su seno nadie que merezca el honor de recibir el dos de los consejos secretos del arte.

sábado, 5 de agosto de 2006

On Kawara. Postales



La tarjeta postal puede ser realmente una obra de arte, pero en el caso que nos ocupa la obra de arte no es la postal en sí, sino la actitud del artista al enviarlas. En este caso es la vida del artista la que es una obra de arte, cualquier acción cotidiana es un fragmento de arte; puede ser enviar unas postales, pero también enlatar un poco de mierda. ¿Quién declara artista al sujeto? ¿Tal vez quien paga? ¿Quién pone en marcha la maquinaria mediática que lo publicita? El artista comtemporáneo parace la versión profana del hombre sagrado de las antiguas religiones. Todo lo que toca el hombre sagrado se vuelve inmediatamente santo, todo lo que hace queda bendecido, aunque sea el acto más trivial, es automáticamente arte y, así mismo, también dinero. Se juntan el artista y el hombre de negocios. Pero el hombre de negocios es como el santo laico. Nos acercamos a la idea benjaminiana del "capitalismo como religión": la versión profana del hombre sagrado es el hombre de negocios, y la versión más depurada del hombre de negocios es el artista, pues cualquier gesto suyo, en tanto que arte, es ya mercanciá también. Mira como se forma un hombre sagrado y sabrás cómo se origina un artista. Y, por supuesto, un hombre de negocios.

miércoles, 2 de agosto de 2006

Las sociedades de control: un reajuste de la mirada

"¿¡Es que no hay nada admirable en nuestras democracias occidentales!?" Grito desconsolado de Rorty al examinar la obra de Michel Foucault. Según el americano, al ir demoliendo una a una las instituciones de asilo (manicomios, hospitales, cárceles) y las practicas (sexuales, racionales) de los sistemas políticos del mundo desarrollado, Foucault pone nuestras democracias al mismo nivel de los siniestros estados totalitarios (comunistas, fascistas). Rorty culpa de ello a la vena nihilista (nietzscheana) que vetea el pensamiento del francés y de buena parte de los pensadores de milieu intelectual donde se crió. Pero atención, todavía es posible recuperar a un Foucault, digamos, más humano (por no decir abiertamente pragmatista): la crítica implacable a que somete a las instituciones directamente surgidas de la Ilustración, constituyen un verdadero mentís contra la democracia, eso es cierto; pero se puede reconducir esa crítica hacia una reconstrucción de la propia democracia (todo ello según el razonamiento de Rorty, claro). Se trata de utilizar esa crítica para mejorar las propias instituciones a las que critica y conseguir de esta forma un fortalecimiento de la democracia (que es un mal sistema político, pero no conocemos otro mejor: Churchill). En esto consiste, según lo antedicho, el proyecto político del Sr. Rorty: rascarse donde pica; es decir, actuar de manera puntual allí donde haga falta, resolviendo los problemas más acuciantes, pero dejando el sistema intacto, pues en tanto que estructura no es mejorable. Además, eso de cambiar sistemas suena a revoluciones del pasado, y ya no estamos en la época de los Grandes Relatos de emancipación (Lyotard). (En la acción política Rorty aboga porque olvidemos los "movimientos" y pongamos en marcha "campañas").

Así es como razona Mr. Rorty para hacernos ver que hay dos Foucault. El Foucault francés, nietzscheano y nihilista; y el Foucault americano (para ser justos habría que hablar del Foucault de la interpretación americana), pragmatista y descargado de todo nietzscheanismo. Ni que decir tiene que el profesor americano se decanta por éste último. No es tolerable presentar una imagen totalitaria de la democracia que además le hace el juego a la reacción política.

Sin embargo, Rorty no llega más allá. Y precisamente por no dar un último paso, nos deja el pensamiento de Foucault cercenado en su parte más noble. Es precisamente ese nietzscheísmo que se pretende depurar el eje de rotación del pensamiento de Foucault. El Foucault light sería en todo caso un producto de consumo interno para los departamentos de humanities de las universidades norteamericanas.


Tradición y modernidad

Los reaccionarios contra los Ilustrados: "Hombres nacidos a los veinte años, sin padres, sin pasado, sin tradición, sin obligación, sin patria, y que, congregados por primera vez, por primera vez también van a tratar entre sí", citado en La derrota del pensamiento.

Roma contra los cristianos: "Hay una raza de hombres nacidos ayer, sin patria ni tradiciones, asociados entre sí contra las instituciones religiosas y civiles, perseguidos por la justicia, universalmente cubiertos de in famia, pero autoglorificándose con la común execreción: son los cristianos". Celso, Discurso verdadero contra los cristianos.

Alguien dijo que el cristianismo ya es Ilustración.

martes, 1 de agosto de 2006

No lo digo yo

Los poemas tienen siempre grandes márgenes blancos, grandes márgenes de silencio en los que la memoria ardiente se consume para crear un delirio sin pasado. (Paul Éluard)

Los filósofos huelen a tabaco de pipa a aguardiente y a distancia. (Gogol)

Dos personas que se aman dependen de sus nombres. (W. Benjamin)

La mejor manera de hablar de lo que se ama es hablar a la ligera. (A. Camus)

La filosofía necesita una no-filosofía que la comprenda, necesita una comprensión no filosófica, como el arte necesita un no-arte, y la ciencia una no-ciencia. (Deleuze-Guattari)


Género

La Enciclopedia de Diderot y D'Alembert da una definición de mujer muy parecida a la de los Baruya de Papua Nueva Guinea. "La Ilustración recae en mitologia", dicen Horkheimer y Adorno.

lunes, 31 de julio de 2006

Apostilla

"In universam pontificiam oeconomiam credo"

Postillatore Napoletano a la "Epístola explicativa" en Giordano Bruno, Expulsión de la bestia triunfante.

Economía política

Cuando se deja todo a merced de la economía, que en su despliegue y autocorrección hace y deshace, la política se queda en puro teatro, en un mero "concepto expresivo de la política", como dice Clifford Geertz.

Refrán

Muerto el verbo, se acabó la labia.

domingo, 30 de julio de 2006

άλήθεια

Sócrates decía a sus discípulos: "Habla para que te vea". Y una sentencia de Nietzsche afirma: "Hablar mucho de sí mismo es también una forma de ocultarse". No es raro que la gente se oculte detrás de sus palabras. Sobre todo, cuando hablan de sí mismos. La gente suele falsear su imagen propia a través de la conversación. Pero también cuando se fantasea acerca de uno mismo, cuando se fantasmea, se dejan las cosas muy claras. La palabra tiene un poder revelador imposible de eliminar. Si uno es un necio, perfectamente puede intentar persuadirnos de lo contrario intentando construirse una imagen de individuo cabal. Pero su palabra siempre será necia. Aunque uno intente ocultarse detrás del discurso, siempre será visible a través de él. La palabra dicha, proferida en un marco pragmático, nunca miente acerca del que la dice, aunque el género de su discurso sea precisamente la mentira, la fábula. Ello por una razón que Nietzsche supo sintetizar divinamente en otro aforismo: "Sin duda mentimos con la boca, pero con la jeta que ponemos al mentir continuamos diciendo la verdad".

Compartir

Compartir lo percibido es tan necesario como la propia percepción para "traerlo al mundo".

viernes, 28 de julio de 2006

Historias de la Otra razón

"Cuentas pendientes de sujetos olvidados". La realidad olvidada. Silenciada. "Lo que la razón ha olvidado" o condenado al olvido. Los anatemas del pensamiento ilustrado, que sólo la memoria puede desenterrar.

Estas "historias" son desenpolvadas porque la realización de las esperanzas de los perdedores es una manera de hacer justicia. Comenzar la lectura de este libro es una empresa que sí nos puede llevar adonde no queremos, porque avanzando las páginas, descubriremos que estamos leyendo la memoria íntima de nuestro pasado moral, tanto indivicual como colectivo. La letra del libro no vacilará en lanzarnos una grave acusación: nuestra incoherencia entre sentir y hacer ha dejado el pasado sembrado de cuentas pendientes, incómodas y desasosegantes deudas con la historia que retornan amenazando nuestro letargo.

"Desencadenar el mecanismo del recuerdo", aquí es tomar en cosideración toda esa tradición de voces acalladas que el autor nos sirve en estas lecturas, descubrirlas de nuevo para acogerlas como modelo de la praxis futura para así restaurar la dignidad de la razón olvidada, de las ideas del pasado, "instaurando una nueva didáctica de la historia", gracias a la cual los jóvenes aprehendan la verdad a través de una reflexión incardinada en el sufrimiento causado por las injusticias".

Se ha elegido la cultura judía, y a un representante de la cultura judía, para transmitirnos este caudal de ideas e interpelaciones sobre nuestro modo de ver la vida y sus contradicciones injustas provocadas por nuestro aburrimiento intelectual. Una cultura perseguida, silenciada, masacrada históricamente de ser la causa de todos los males de la humanidad, trasterrada y, finalmente, casi exterminada. A la que, no obstante, le debemos el haber llevado la iniciativa en todos los giros traumáticos que el mundo ha tenido que emprender. Ellos han sido la vanguardia en ver la realidad de modo distinto y de hacérnoslo saber. Aumentaron las fronteras de nuestro universo intelectual. Menos en lo que respecta a conocimientos que en modos de conocer.

Aquí la tradición judía y el pueblo de "Israel" constituyen un gran símbolo, el símbolo que encarna en sí la propuesta toda del libro. La cifra referencial de toda la tradición hundida: el hombre, el pueblo y la aspiración justa que el presente ha congelado y que el futuro puede libertar.

Sobre el libro Historias de la otra razón de Tomás Valladolid Bueno