martes, 22 de enero de 2013

¿Se puede ser nietzscheano y hegeliano a la vez?



En el grupo de discusión Gilles Deleuze, fundado por Ian Buchanan, se desató una importante polémica meses atrás acerca de un libro, publicado por un profesor de la Universidad de Manchester, dedicado a examinar las relaciones entre Deleuze y Hegel. Todo el que ha leído un poquito a Deleuze sabe que su relación directa con Hegel es inexistente, pero, sin embargo, su relación de fondo con él es poderosa: el fundador de la dialéctica moderna es el enemigo, encarna la versión perfecta y actual del enemigo filosófico. Recordemos un momento el esquema deleuziano de las imágenes del pensamiento, en una caracterización clara y sencilla:

"La imagen del pensamiento llamada dogmática responde a un dogma, que es la idea de lo verdadero como fundamento. No es otra cosa lo que sostiene esta imagen que remite siempre a la verdad como a una falta, como a una idea abstracta e invariante que actúa como meta hacia la cual el pensamiento se dirige. El pensamiento postula un afuera, una realidad independiente de sí en la que supuestamente reside lo verdadero, pero al mismo tiempo se concibe a sí mismo con la capacidad natural para alcanzarlo. El pensador, desde el comienzo, se encuentra en una relación de afinidad con lo que busca: le basta querer para encontrar la dirección de lo verdadero. Ahora bien ¿qué nos garantiza la existencia de este lazo aparentemente tan estrecho entre el pensamiento y la verdad? ¿Y qué es la verdad? ¿No será tal vez una construcción del pensamiento? ¿Una mera ilusión?"

"Deleuze se plantea en su obra, desde muy temprano, la necesidad de construir una «nueva imagen del pensamiento», porque la imagen dogmática dominante está compuesta por aquellas fuerzas que nos constriñen a pensar de un determinado modo, según un estilo, de acuerdo a un régimen de producción que imposibilita el pensamiento. Pensar es siempre pensar de otro modo, y por eso es necesario producir una ruptura en el pensamiento y hacer visible y enunciable otra cosa. En la imagen dogmática del pensamiento lo pensado se remite siempre a lo previo que es la verdad: es una reproducción, una representación de algo que ya funciona como fundamento primero. Sin embargo, antes de la verdad están, en todo caso, el sentido y el valor que en ella se expresan, y por ello lo importante será la capacidad que tengamos para construir sentido, para crear los valores que expresarán nuestras verdades. La verdad no es, acontece como resultado de un cruzamiento de fuerzas, y es ante todo producción de sentido y de valor."

"La imagen dogmática ha dominado el discurso del pensamiento occidental, desde la irrupción de la metafísica platónica, hasta el punto de confundirse con la filosofía misma. Según Deleuze, la filosofía de la representación que se desprende de esta imagen del pensamiento tiene su origen en la teoría platónica de los tres elementos: el modelo, la copia y los simulacros. La representación sólo puede sostenerse sobre la dualidad modelo-copia, donde la diferencia queda subsumida en el reino de «lo mismo», anulada como instancia positiva, en tanto que el simulacro, diferencia de la diferencia, queda totalmente desechado. Ahora bien, también podemos considerar el simulacro como potencia en sí misma, al contrario que la copia en donde la potencia está en el modelo, y al hacer esto hacemos estallar la filosofía de la representación y ya estamos hablando con Deleuze de una nueva imagen del pensamiento. En el ámbito de los simulacros todo es inmanente, todo sucede como un juego de potencia entre potencias donde lo que se desecha es cualquier transcendencia, sea esta Dios o las Ideas platónicas."

Nietzsche planta en el pensamiento deleuziano el plan de inmanencia que posibilita una imagen del pensamiento otra que la dogmática. Es en este sentido en el que se produce la confrontación entre Hegel y Nietzsche en Deleuze. Sin embargo, a muchos nos pareció rarísimo que el libro del profesor mancuniano no sólo no hiciera referencia a esta confrontación sino que ni siquiera citara a Nietzsche en lo más mínimo. Efectivamente estábamos ante eso: ante un "Deleuze y Hegel", no un "Deleuze contra Hegel". La discusión fue larga y rica, aunque no precisamente de parte del autor del libro, que se limitó en sus respuestas a evadir la cuestión radical que se le planteaba. Fué Adrián Romero Farías, el autor de esquizosophy,  quien mejor resumió el problema en su intervencion, que voy a citar entera:

"Looks very interesting and intriguing! Though I understand that the Deleuze-Hegel relation cannot be taken without Nietzsche (critic of Kant) but I find that he is not mentioned in the summary. How is this possible? We know that just as Kant is who indirectly relates Deleuze with Hegel to a certain point, it is not but Nietzsche (and more specifically Deleuze's Nietzsche) who serves as a counterweight and who unties this relation: as I see it, in the whole of Deleuze's philosophy, Nietzsche (and Spinoza) always come first: Deleuze wrote his book on Nietzsche as a weapon against Hegelian philosophical influence: any relation that he could have with Kant and Hegel was precedented by his relation with Nietzsche. I think this is worth to remark, because sometimes when things are put in terms of 'key connections', it is meant also to imply that Deleuze followed premeditatedly Hegel steps to fulfill a critique of Kant's trascendental idealism, and as we know, he did not: he found his way through a more affirmative path. Deleuze never took Hegel as key target of his philosophical writing and whenever he spoke of him, he always was frontal and straight: Hegel was not worth to be mentioned because his dialectics coul only mean to mortify life, and this for Deleuze it is not philosophy itself."

Intrigados estábamos todos, por supuesto, y expectantes ante la respuesta del autor, que no pudo ser más vana. Dijo Mr. Henry Sommers-Hall:

"Adrian, thank you for your comments. While you're right that Deleuze presents his opposition to dialectic in Nietzsche and Philosophy (though if you are interested in the relationship between Deleuze and Hegel, I would recommend you begin with his review of Logic and Existence), the account of Hegel presented there is superficial, and wouldn't be accepted by many (any?) Hegelians. One of the main aims of my book is to determine whether Deleuze's critique of Hegel is effective, and so I look at the more substantial arguments primarily to be found in Difference and Repetition."

En su réplica, Adrián, reta de nuevo al profesor a pronunciarse sobre la ausencia de Nietzsche en su texto, elaborando un diagrama sobre la dialéctica como diseño cabal de la imagen representacionista de la filosofía, y el asalto deleuziano a aquella, con la artillería nietzscheana. Diagrama que prácticamente convertía en redundante la tesis del otro:

"Thanks for your reply, Henry  I am not interested in the relation Deleuze-Hegel at all, but I agree with you in that this relation could only associate their respective work through Kant --though only if we accept that Deleuze's philosophy can be 'firmly' placed in the post-kantian tradition, at least chronologically  though, I do not think that this place is as firm as you say--, however, in any case, this association also needs to consider Nietzsche's critique of Kant, and this means by its way to consider Nietzsche's whole philosophy, and specially, of course, Deleuze's own 'Nietzsche' as well. Deleuze never meant to speak of Hegel --and never in the way to be accepted by Hegelians (!)--: this is the first thing to consider, because Deleuze never wrote a systematic and textually elaborated critique of Hegel's work, and this fact is very significative above all, and in the very first place: he never wrote about him because he did not loved him at all: he loved Nietzsche and Spinoza, and this reason is determinant, despite Hegelians. He did manifested his critical view of Hegel dialectics, yes, but this was never part of his textual nor argumentative goals: he did so very indirectly only on his way to expose certain points and arguments etc, but it is clear that Hegel was neither a recurrent topic of his books, and that Deleuze did not want to feed Hegel's negativity (ie, to mortify life). This mentions were written by defect: they do not mean nothing if taken textually isolated, at least not for Deleuzians. Besides, out the text, we should take into account that the whole book 'Nietzsche and Philosophy' is an affirmative response to these Hegelian influence and tendencies (an active response without speaking anything of Hegel's work, but not even by contemplating him as its primary deferred target --this is just the fantasm that hegelian subjection projects in the hegelian reader while reading Deleuze--, but by boosting and actualizing Nietzsche's whole philosophy--. We know that when Deleuze says that 'someone has to play the role of traitor' --regards to Hegel and the history of philosophy--, he has already taken a stand with respect life and its affirmation, a stand that criticizes this negativity and influence by bringing into light, making speak, giving voice (to enunciate and make visible), the work of those authors that would affirm life and its event (Lucrecio, Spinoza, Nietzsche, Bergson, etc). But if you are only considering the few paragraphs that Deleuze textually dedicates to Hegel, mentioning him here or there --even in Difference and repetition-- of course you would conclude that the account of Hegel presented there is superficial. Nietzsche is the one who Deleuze made speak so to fight such metaphysical battle, and the one who broke Deleuze free so to let him speak on his own name. As I see it, at the end of the day: there is a lack of tangible-textual elements to determine Deleuze's critique of Hegel as a well-formed scholastic and pertinent approach --which is also a very pretentious task, given the case-- and moreover when the aim is to avoid any account on how Deleuze put Nietzsche into work, discoursively (which already includes a critique of Kant's philosophy). As you can see, this lack is Deleuze's betrayal: a fortunate fact for philosophy, at any rate." 

El profesor, acorralado, opta en su contrarréplica por descubrirse:

 "I think the point to make would be that Deleuze draws together a number of thinkers from the history of philosophy to develop an anti-Hegelian approach to philosophy. Nietzsche is clearly important, but so are Bergson, Kierkegaard, Feuerbach, Althusser, Lautman, and a host of others. It's rather simplistic to reduce the grounds of Deleuze's philosophical engagements to one figure."

La respuesta final de Adrián es demoledora (retrato de la vanidad académica incluído):

"Henry, the point to make here is that you disparaged and disconsidered Nietzsche in your book: when i posted my first comment, i recall that i even gave it a quick check out at google books: i found that you do mention and reference Nietzsche but just for the record and in a way to avoid his critique: Nietzsche is not mentioned in the review, but neither in the introduction, and he is neither properly weighted nor developed in your chapters. It seems that he was not that important for you then, or that you were lazy to deal with his philosophy (maybe you still are, considering your last comment, though am not surprised: this is pretty common among academic philosophers, all too prude to attend seriously non-scholastic philosophies, all too rushed and raced to publish whatever might help to feed their curricula, no matter if it is right or wrong, no matter if it is impositive to what is already known in the field about the matter). If Nietzsche is not important for you it does not mean that he would not be important and necessary for your work to be posited properly. Deleuze's book on Nietzsche is not a superficial critique of Hegel as you argued, and to see that so, you just have to spell the title of chapter 5. Please try to understand that for those academic and non-academic deleuzians that have read Nietzsche on detail, the dismissive take of your book somehow insults our efforts. There is no other way but to deal with Nietzsche, if it does not come that first Nietzsche would deal with you. Is this what academic philosopher are afraid of, the reason why Nietzsche horrorize their prude views? (and this why we love Nietzsche, though  Sorry but the point to make here is that your book seems to presume too much despite this nietzschean lack, which is very specific from the start: however, in any case, if you want to speak about the relation between Deleuze and Hegel, so as to say things about the critique of representation, you just cannot ditch Nietzsche on your own convenience."

Me parece que este es uno de los párrafos más francos de filosofía antirrepresentacionista que he leído en mucho tiempo: a toda la caterva, ya sea académica o no, de futuros revolucionarios y reformadores, que considera el pensamiento de Nietzsche una especie de atmósfera, una neblina, habría que recordarles siempre esas frases: Hay que lidiar con Nietzsche y no evitar el enfrentamiento o Nietzsche acabará lidiando con nosotros. No hay otro camino. 

Muchos son los que han intentado domesticar a Nietzsche procurándolo casar con la filosofía representacionista, espigando una pocas ideas suyas para resembrarlas en los terrenos de la imagen dogmática del pensamiento. El problema es que estos, parafraseando lo escrito por Adrián, han terminado siendo domesticados por Nietzsche. Empezando por aquella ridícula carcterización de la filosofía de la sospecha que nos lo regalaba en un paquetito envasado junto a Marx y Freud. Cierta sociología "crítica" que nos lo rehogaba con un poquito de la Escuela de Frankfurt (más Hegel). Pero la apuesta más reciente es la de Tiqqun, un neohegelanismo en el que, sin embargo, Nietzsche y los nietzscheanos (Deleuze, Foucualt, Agamben) tienen una importante presencia. ¿Qué podemos decir de ellos? Podemos someterlos a la prueba. ¿Es esto que estamos detectando un retorno del hegelianismo? Ello solo podría darse a costa de un Nietzsche banalizado, puesto que con toda su potencia intacta  constituye un antídoto demasiado poderoso para el veneno dialéctico. Esta desactivación de la dinamita nietzscheana ya se intentó en el seno del llamado frente postmoderno. Recordaréis a Vattimo, la hermenéutica y toda esa bazofia de la "nueva koiné", el Nietzsche pragmatista de Rorty ...







viernes, 4 de enero de 2013

Cultura clásica y clase dominante

Todo el saber humano al servicio del Estado y del gobierno

Empezaremos el año intentando comprender un poco el último movimiento en la ya larga batalla por las humanidades en la Cultura y específicamente en la Escuela española. Efectivamente, el latín, el griego y la filosofía parecen definitivamente condenados en el último borrador de la nueva Ley de Educación. El actual grupo gobernante, independientemente de cuáles puedan ser sus motivaciones reales, ha puesto en marcha un proceso cuyo resultado previsible vislumbramos: no es el fin de las letras clásicas, ni siquiera el fin de las letras clásicas en la escuela. Se trata, porqué no decirlo así: de la expropiación de las letras clásicas a la clase obrera. Porque haberlas seguirá habiéndolas, pero para el que las pueda pagar, y bien caras. 


La tendencia de las humanidades en la Inglaterra reciente. 

Hace como un par de años se suscitó un debate en Inglaterra acerca del devenir de la enseñanza de las humanidades. Cada vez más arrinconadas en el Currículum estatal de la enseñanza pública. Algunas universidades cerrando departamentos de filosofía y clásicas no rentables. ¿Qué quedaría de las humanidades? Los poderosos y elitistas centros de toda la vida: Oxford, Cambridge y similares. ¿Quién iba a poder permitirse estudiarlas? Los vástagos de la clase político-financiera; los que no necesitan hacer de su título un pasaporte para el mundo laboral, los que siempre tendrán su silloncito en el banco de inversión o en el junior executive board de tal o cual empresa. Ya se sabe que para entrar en estas universidades es necesario algo más que dinero (el precio de las matrículas es idéntico al resto de los centros públicos), hace falta una especie de plus, un nosequé que no tiene cualquiera.

Otra paradoja: mientras la escuela pública se deshace de las letras clásicas, si quieres que tus hijos estudien latín y griego no tendrás más remedio que optar por un centro privado, último bastión de las humanidades. Por lo tanto, ¿dónde estamos? Pues estamos más o menos como empezamos en el siglo XV: las humanidades, un asunto privado de la clase dominante.

Efectivamente, los humanistas eran hombres de Estado. Hijos de las clases privilegiadas, estudiaron en colegios religiosos las letras latinas y griegas para ingresar en su adultez el cuerpo de los altos servidores del Estado. Los humanistas son los primeros hombres de letras que merecen ser inmortalizados por los grandes artistas de su tiempo, pero no entanto que hombres de letras, sino en tanto hombres de Estado. En su calidad de ministros, secretarios, embajadores, gobernadores, cancilleres, tesoreros, clérigos, abogados, etc. Hoy día los recordamos por sus obras literarias, por sus ideas, pero los humanistas no se ganaron la vida vendiendo libros o dando conferencias, ni siquiera dando clases en la mayoría de los casos. Ahí estan Marsilio Ficcino, Lorenzo Valla, Angelo Poliziano, Picco della Mirandola, Maquiavelo, Tomás Moro, Francis Bacon...  El saber que atesoraban era valioso y necesario para el gobierno del Estado, por eso recibián invitaciones de las más poderosas cancillerías europeas.

Pero hay un reverso del asunto. Lo mismo que siempre estuvieron cerca del poder los humanistas, también estuvieron siempre en el límite de ser perseguidos por sus ideas, siempre apunto de caer en la herejía. Y es que la gran paradoja del saber humanista es que es un conocimineto valioso para el gobierno de los hombres, pero también es un saber liberador. Un saber del que el poder puede llegar a recelar. En este sentido es perfectamente coherente que los que mandan quieran, no exactamente eliminar las humanidades, sino controlarlas, reservarlas ...

En la escuela española, no estando de acuerdo con un currículum nacional, no estando seguro del papel de la filosofía en la enseñanza pública, creo firmemente en la necesidad de las letras clásicas. Creo que son el mejor seguro para una ciudadanía abierta, verdaderamente crítica, libre. En todo caso más que cualquier "Educación para la ciudadanía" de manual. 

Si lo que queremos es entender la educación como un proceso preparatorio para el mundo de los negocios, ya que el mundo de los negocios es poliédrico, es coherente esta reforma que insiste en la educacion de las habilidades profesionales y artesaneles para la clase obrera y pequeño burguesa y deja las valiosas humanidades en manos de la tradicional clase dominante.