domingo, 31 de marzo de 2013

El Telescopio del diablo


Los Evangelistas cuentan la historia de cómo el diablo tienta a Cristo llevándolo a una alta montaña y enseñándole (poniendo a sus pies) todas las naciones de la tierra. Según Constantijn Huygens, esto fue posible gracias a que el diablo disponía de un telescopio. De tal forma que fueron las imágenes, y no las cosas en sí, las que pretendieron seducir a Cristo. Porque una imagen es suficiente para tentarnos si es más poderosa que aquello que representa. Lo cierto es que Huygens, miope él mismo, estaba obsesionado por la tecnología óptica de su tiempo (s. XVII): microscopios, telescopios, cámaras oscuras, gafas … todo lo que contuviera una lente o varias, todo lo susceptible de producir una imagen, él lo consideraba la cumbre espiritual de su época y la frontera entre lo antiguo y lo moderno. Consideraba además que la imagen proyectada por una cámara oscura estaba más viva que la vida misma; era más real que lo real.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas Mariano, leyendo los resúmenes de Descombes sobre estos problemas de la imagen del pensamiento, el idealismo y la búsqueda de una filosofía concreta, advierto un extravío que lo oscurece todo. Se toma el concepto precisamente como dado de una vez desde la identidad, pero eso no funciona así.

Verás, el concepto, en tanto que virtualidad abocada a las cosas, no hace la cosa, ni siquiera es de una sola vez, el efecto de su identidad lo obtenemos del índice que lo pone en marcha al operar con él: de un nombre. Es decir, el concepto sólo existe al ponerse a funcionar entre las cosas por medio de operaciones sucesivas, de manera que el concepto es una serie de disposiciones virtuales que pueden desplegarse de muchas maneras, que nunca está dado del todo, salvo como espejismo en la totalización del nombre (o del significante), y al desplegarse se pone en relación con las percepciones, los afectos, etc; modula la oscilación entre lo virtual y lo actual. Desde mi punto de vista, ésta concepción del concepto hace fracasar cualquier intento idealista. Por eso se dice que el concepto se define por líneas, abre sus disposiciones hacia un término, hacia su momento de verdad (verdad en un sentido pragmático), pero siempre parcialmente y de forma distinta al recorrerlo en una situación concreta (en un agenciamiento) en la que funciona, así relaciona su serie parcial con la serie empírico-afectiva (eso es hacer rizoma). Es fácil verlo con un ejemplo. El triángulo, además del índice nominal, presenta disposiciones/líneas según los ángulos, las longitudes de los segmentos, etc. todo ello, claro está, en una red conceptual, para el caso de conceptos geométricos, pero que al operar en lo actual van desplegando sus orientaciones virtuales; por ejemplo al dibujar un triángulo en una pizarra.

Bien, después de este resumen chapucero, impreciso y poco elaborado, que no sé si aclarará algo, te invito a leer los textos sobre el empirismo radical de William James en los que el asunto queda mucho mejor reflejado.

Saludos!

Mariano Cruz dijo...

Muy interesante loque dices, amigo. No sé si te conozco