martes, 7 de febrero de 2012

Menandro, o de la literatura


Menandro, el triunfador de la Comedia Nueva, comedia de costumbres, comedia burguesa; comedia de asuntos privados: amoríos sobre todo. Equivalente helenístico de lo que en los años noventa del pasado siglo Gilles Deleuze llamó la novela del periodista. Todavía, aunque lo consideramos un autor mucho menor comparado con Aristófanes, lo consideramos un clásico: nos sorprende descubrir ciertas cosas que no nos son ajenas al cabo de más de dos milenios. Alguien se sorprende al llegar a saber que "sentían como nosotros". Como decimos, sin embargo, el canon consagra a Aristófanes como un autor mucho más genial, nosotros también. Aristófanes el obsceno, el crítico, el desafiante, el popular, el épico, el político, el admirador y crítico mordaz de Eurípides a un tiempo, el comensal de El Banquete ... La diferencia entre estos dos autores es de sustancia; la audacia de uno y las medianías del otro. Nada que no esté en sus textos es necesario recoger para juzgarlos. No obstante, el sentido de la palabra literatura cambia de frecuencia según lo apliquemos a uno o otro y la intensidad de esa frecuencia oscila en función del peligro: entre el peligro crítico y bélico aristofánicos y el aburrimiento imperial de Menandro.

En el primer caso tenemos a una literatura oprimida por la historia, una historia urgente que, cual coloso, amenaza con aplastar a la polis en segundos. Del otro lado, una disidencia íntima, una lucha personal, un exilio interior (retirado en el Pireo junto a la hetaira); una rebeldía, en fin, que se refiere a "valores universales". Ya no se trata de esta guerra o esta paz, si no de la Guerra y la Paz.

Comparación necesaria para un aprendizaje temprano de la literatura.

2 comentarios:

Calvanki dijo...

Tomo nota.

Mariano Cruz dijo...

Ya me contarás ...