Los cuatro principios enunciados en Crítica y clínica:
Estas cuatro
tesis son para Deleuze “criterios” que debe cumplir un verdadero
escritor: “Si consideramos estos criterios, vemos que, entre
aquellos que hacen libros con pretensiones literarias, incluso entre
los locos, muy pocos pueden llamarse escritores.”
Primer
criterio: “escribir es devenir” Escribiendo,
dice Deleuze, se deviene, no cualquier cosa, sino que se deviene,
mujer, animal o vegetal, molécula. Es decir, entidades menores u
oprimidas. No se deviene hombre porque esa es precisamente la
posición de poder, en el devenir hombre se reconoce la hegemonía
del significante. La idea de devenir se opone a toda mímesis.
Segundo
criterio: “Escribir no es contar los recuerdos, los viajes, los
amores y los lutos, los sueños y las fantasías propios”. Hay
una mala literatura que transforma en personal todo lo indefinido,
que encuentra un yo detrás de cada pronombre indefinido: “Pegan a
un niño” se transforma en “mi padre me pega”. Se trata de la
típica triangulación edípica del psicoanálisis. Sin embargo, la
gran literatura se basa en la potencia de lo impersonal, lo
indefinido. Opera de forma inversa, de lo personal a lo indefinido.
Tercer
criterio: Escritura, literatura, es salud; y esa salud consiste en
inventar un pueblo que falta. “No
escribimos con los recuerdos propios, salvo que pretendamos
convertirlos en el origen o el destino colectivos de un pueblo
venidero todavía sepultado bajo sus traiciones y renuncias.” La
traición, sin embargo, es lo que hace libre en literatura. Un pueblo
impotente se convierte en potente gracias a la traición. Se trata,
por supuesto, de traicionar la propia novela familiar. Se toman los
elementos familiares y se los utiliza en la construcción de ese
pueblo menor y bastardo destinado a destruir el triángulo edípico.
Cuarto
criterio: Esta tesis está
recogida directamente de Proust: “toda gran obra literaria está
escrita en una lengua extranjera”. Parece
poco probable que la creación de ese pueblo que falta pueda hacerse
en la lengua del enemigo. Escribir por el pueblo que falta exige
acuñar una nueva lengua, distinta de la materna aunque construida
sobre ella. Así como se traiciona la novela familiar es necesario
hacerlo también con lo maternal de la lengua; abrazar en ella una
lengua extranjera. Una sintaxis misteriosa grabará en la superficie
de la lengua materna una lengua nueva que no por entendida dejará de
ser completamente extranjera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario