jueves, 21 de agosto de 2008


Leída desde una lejana constelación, tal vez la escritura mayúscula de nuestra existencia terrena induciría a concluir que la tierra es el astro auténticamente ascético, un rincón lleno de criaturas descontentas, presuntuosas y repugnantes, totalmente incapaces de liberarse de un profundo hastío de sí mismas, de la tierra, de toda vida, y que se causan todo el daño que pueden, por el placer de causar daño: -probablemente su único placer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mmmm... Creo que lo vas entendiendo. Por lo general es eso. Pero no siempre. Que deficil es sacar conclusiones en el caos...